Las largas horas de exposición al agua, y no la calidad de la misma, causantes de las otitis veraniegas

La otitis externa, también conocida como otitis del nadador, es uno de los motivos de consulta más frecuentes en verano. Así lo explica Rafael Sánchez, otorrino del Hospital San Juan de Dios de Córdoba quien señala que son las exposiciones largas al agua y no la calidad de la misma las causantes de esta dolencia, más habitual entre los niños que pasan más tiempo bañándose en playas o piscinas.


En este sentido, el especialista apunta a que la causa principal de este tipo de otitis, que provoca una inflamación de la piel del conducto auditivo externo sin llegar a afectar al tímpano, es la entrada de agua en el oído “el agua acaba macerando la piel y afectando su barrera natural de protección y esto permite que las bacterias que tenemos en el oído entren en él y provoquen la infección”.

Para el doctor Sánchez no existen unas pautas preventivas generales para aquellas personas que no tienen una sensibilidad especial hacia esta patología más allá de mantener un buen cuidado del oído. Para ello, es muy importante evitar manipulárselo lo más posible y evitar también el uso de bastoncillos o elementos que puedan arañarlo y lesionarlo, algo que también puede desencadenar en una otitis externa.

Para las personas que tengan episodios recurrentes de esta infección, lo que se conoce como otitis de repetición, es recomendable la utilización de tapones homologados para el baño que eviten la entrada de agua en el oído, así como también de productos farmacológicos específicos que potencian el secado del canal auditivo tras el baño. A este respecto, apunta Rafael Sánchez, las personas que tengan tendencia a formar tapones de cera en el oído han de ser también más cuidadosas pues, si bien no es un factor que lo desencadene, sí que favorece que la humedad permanezca en el oído.

Síntomas y tratamiento

Entre los síntomas de esta patología está el dolor intenso a la palpación “es uno de los cuadros más dolorosos que tenemos, sobre todo, al movilizar la oreja o tocarla levemente, duele mucho. En casos más importantes se puede ver la oreja roja e incluso un poco desplazada o la parte de la cara correspondiente, también colorada”, señala el otorrino quien recuerda que hay que acudir al médico ante los primeros síntomas, para iniciar de inmediato el tratamiento, que suele consistir en la aplicación de gotas óticas con antibiótico, antiinflamatorios orales para aliviar el dolor y evitar los baños en playas y piscinas durante al menos una semana.